Bienvenidos a la Colección Especial de nuestra fundadora Sra. Ana G. Méndez

marzo 26, 2017

Mi recuerdo del Prof. Pedro J. Andino González


1936 - 2017

Aún es verano. Me entusiasma que voy a tomar unos cursos a nivel universitario. Salgo a comprar ropa para estrenar tan pronto comiencen las clases. La tienda en la que decido hacer mis compras tiene la ropa en especial, por lo que lógicamente entro y aprovecho para estirar “mi dólar”. Para ampliar mi “closet”, selecciono varias piezas que coordinen. Y…no olvido el calzado, tiene que ir con las combinaciones que haré.

Llega el primer día de clases. Asisto con cuatro de mis amigas. Hemos seleccionado los mismos cursos y en el mismo horario. Era lo esperado después de ser compañeras de estudio por varios años. Entramos a tomar la primera clase. Nos sentamos una al lado de la otra. Mientras esperábamos, hablamos de diversas cosas, entre ellas, ¿quién nos dará la clase?

Entra el profesor. Esta ataviado con cierta elegancia. Gabán y corbata. Saluda. Coloca sus cosas en un escritorio que hay cerca de la pizarra. Me fijo en su cabello. Es negro. Tiene un bigote que le hace juego. Su corte de cabello va a tono con la moda actual. Al estilo de los Beatles, aunque un poco más corto. Pienso que le luce.

Se presenta al grupo y acto seguido nos pide que nos presentemos. Luego de revisar la lista de asistencia, comienza la introducción a la clase. Abro la libreta que forré con tanto esmero y comienzo anotar. No quiero perder un detalle. Las clases son amenas. Estimula a los estudiantes a participar. El ambiente es agradable. Igual su sonrisa. Termina el semestre.

Deja en mí su huella.

“Parece que fue ayer”.

Lo veo entrar a la biblioteca. Se acerca al mostrador de servicios. Me fijo en su cabello. Es canoso. Tiene un bigote que le hace juego. Se parece tanto al profesor que recuerdo. Me pregunta sobre unos libros. Lo encamino al anaquel en el que se encuentran los DPR (Decisiones de Puerto Rico). Localizamos un libro de su interés. Siento deseos de preguntarle si es él. Me pregunto si será él. Se aleja. Me quedo pensando.

Pasan los años sin decidir preguntarle.

Va caminando por el pasillo central. Está ataviado con elegancia. Gabán y corbata. Por fin, me lleno de valor. Me detengo y le comento, yo tomé clases hace mucho tiempo con un profesor que se parece mucho a usted y que al final de cada clase siempre preguntaba, "¿alguna dudilla?". No contesta. Asienta suavemente con la cabeza y esbozando una sonrisa casi imperceptible...lo confirma.

Daura Bodden

Administador del Blog

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